Unos años más tarde, la casualidad le encuentra con él. Él parece cambiado. Tal vez el tiempo y la justicia le enseñaron los modales y valores que rigen la vida. Ella se siente libre, pero su corazón descarrila el latido. Adopta una actitud distante, pero segura. Ella le mira directamente a los ojos y sintiéndose libre, disfraza su miedo. Se saludan. Él pide un sentido perdón, ella una vez más perdona. Él le ruega una última oportunidad, que demostrará su cambio. Ella sintiéndose libre, rechaza con firmeza la proposición y él acepta, porque aprendió a respetar la libertad de los demás. Él se marcha de su vida. Parece triste, parece cambiado. Ella para siempre es libre.
A pesar del curso vertiginoso del tiempo, Tina asegura que nunca más apostará por el amor de un hombre. Ha elegido a la soledad como mejor compañera. Regala su fidelidad a todas aquellas mujeres compañeras de la violencia de género. Rinde homenaje a cada voz que se eleva, para denunciar un maltrato. A otras miles anima, para que sus silencios no escondan la deslealtad de sus malvados compañeros. A ellos los castigaría con el primer alzamiento de mano y los enmudecería tras el mínimo insulto. FIN