viernes, 23 de julio de 2010

"CRUCE DE VIDAS"

CAPÍTULO III

A la mañana siguiente Jacinto se levanta con una aspecto más agraciado, sus ropas limpias le ayudan. Su pulso tiembla de abstinencia, pero no tiene alcohol ni modo de conseguirlo. Por ello, se apretuja sus manos e insta a que se calmen. Se prepara el desayuno, pero su torpeza despierta a Marta, que regreso de la calle a horas de vampiros. Jacinto más tiembla, ahora por la presencia femenina. Las disculpas preceden a los buenos días. Le invita a un café y le pregunta a sabiendas, pero con pura inocencia, si salió anoche. Ella responde afirmativamente, pero no entra en detalles. Él establece un monólogo de las malas resacas, pero ella no desmiente que su cuerpo no está resacoso, sino fatigado por el peor trabajo físico.

La compañía vuelve a esconderse en el silencio. Ella hace la comida, que también será cena y huye a su cuarto a dormir, necesita descanso para su cuerpo. Él también se retira a su habitación y después de dos años vuelve a rememorar entre letras a la misma protagonista.

“14 de Febrero de 2010. Copió el extraño color de ojos de su madre; mezcla de destellos marrón claro y matices amarillos, color de ojos de gato. Sus caderas también las contonea como su madre. Su madre, mi mejor amante. Su tristeza y silencio me alejan aún más de ella. Los retratos con su bebé desvelan que en otros tiempos fue alegre y cariñosa.

Es buena madre. Esta mañana le escuche hablando por teléfono, me parece que era con ella, con la que fue mi mejor amante. Preguntó varias veces por Daniel, su bebé y le mandó quince besos. Intuyo que su madre, preguntó por mí. Porque ella expresó, con cierta alegría, que acepté el alquiler y que parecía un buen hombre. Un poco parlanchín –añadió.

Hasta ahora es todo cuanto sé de ella. Mi instinto se mantendrá desvelado esperando cualquier indicio que me invite a su compañía.


Ya se fue, vestida con un apretado y corto vestido rojo. Me atreví a preguntarle por la evidencia, de sí saldría. Me miró con esos ojos de gato, un tanto recelosa por mi chismorreo. Pero resignada por mi interés, me dijo que trabajaba de camarera en un pub y sin más se fue sin despedirse” CONTINUARÁ

3 comentarios:

  1. Mary, ¿a dónde nos quieres llevar con estas dos vidas? Es saludablemente intrigante.

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  2. Hola, Mary,

    A diferencia de otras historias de amantes, una particularidad de ésta, es que si Marta y Jacinto apagan la luz de noche, no pueden iluminar la oscuridad, sino hacerla más oscura, si cabe.

    ¿Será en Cruce de vidas que, como escribió León Felipe, "nuestro oficio no es nuestro destino"? Quién sabe. Los ministerios humanos son un enigma...

    Felicidades por Vidas Cruzadas III, y por cierto, lo tuyo, Mary, no es oficio, es entrega.

    ¡Enhorabuena!...

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  3. Hola Mary, ante todo darte las gracias por pasarte por mi blog y comentarlo.
    Esta historia, cada vez se pone más interesante, y estoy ya deseando leer otra entrada.

    Un abrazo!!

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