CAPÍTULO III
Entre consulta y consulta, el infortunio perseguía a Feliciano. La lechuza comenzó a detener su vuelo en la ventana del dormitorio del hombre; y cuando la puesta de sol teñía de oscuro todo el paisaje, el ave iniciaba su concierto, siempre interrumpido por los espantos humanos. Pero a más espantos humanos más ímpetu en el regreso a su escenario, más intensidad en su canto. Cada vez más prolongado, cada vez más torvo.
Anoche, el canto lechuzo, más agudo que nunca, extremó la irritación de Feliciano y éste decidió acabar con el detestable animal. Con pajarera en mano, quiso ahuyentar suavemente al animal; intuía que un vuelo tranquilo favorecería su puntería. Sin embargo, la lechuza apretó fuerte sus garras contra el antebrazo de Feliciano y resultaron vanos los intentos por sacudirla. Entonces sucedió: el canto aminoró hasta el silencio y en pocos segundos quien aferraba el brazo de Feliciano, era un hombre con pico en vez de boca y ojos redondos, demasiados abiertos. El mensaje que trasmitía aquel ser era contundente: no habría más calumnias en su nombre, eran suficientes los infundados cuentos que asocian el canto lechuzo con la muerte. Repetidas estas advertencias, el hombre volvió a su estado natural y emprendió su sigiloso vuelo.
Esta mañana, Feliciano confesó su falsedades ante el pueblo, contó la advertencia lechuza por la que aún tartamudea y pidió perdón a Lola. Además Antoñita testificó la extraña mutación de Miki y el público admiró, entre aplausos, la integridad que Lola había tenido.
Desde hoy, es Feliciano el loco del pueblo, porque nadie cree su perturbada historia; tal vez producto de otra mentira.
Y de nuevo la sorpresa de tu historia.
ResponderEliminarQueda uno atrapado entre la fábula, el realismo mágico y cierta dosis de costumbrismo.
Mary, ha llegado la hora, muy probablemente, de un libro, créeme.
Vuelas alto con "En nombre del lechuzo". No olvidemos que el único parámetro, eres tú misma.
Ojalá pronto tenga la oportunidad de leerte en una nueva entrada.
¡Felicidades!